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11/01/2013 - 16:28 General

Los Reyes Magos siempre ponen el broche final a las fiestas navideñas con la tradicional Cabalgata en la Ciudad de San Juan de Dios de Las Palmas. Como cada año, los alumnos del Centro pudieron disfrutar de un día tan especial en compañía de sus familiares y de una representación institucional.

La banda de música del Mando Aéreo de Canarias puso la melodía a una mañana repleta de sonrisas y caramelos. Antes de la llegada de los Reyes Magos tuvo lugar un pasacalles con divertidos animales elaborados con gomaespuma, coches antiguos y los camiones de Protección Civil y los Bomberos de la Las Palmas de Gran Canaria. Tras ellos, llegaron Melchor, Gaspar y Baltazar lanzando caramelos y despertando, más aún, la alegría entre el público asistente.

El alcalde capitalino, Juan José Cardona, destacó en esta 24 edición de la Cabalgata, la encomiable labor que realiza San Juan de Dios y su inconfundible seña de identidad a través de un trato integral e individualizado a cada uno de los alumnos. Igualmente, el Hermano Ángel Dolado y la gerente del Centro, Rafaela Ariza, explicaron que ante las dificultades derivadas de la crisis económica, San Juan de Dios sigue apostando por atender a los más desfavorecidos sin restar calidad a los servicios, todo gracias al férreo compromiso de la Orden en este sentido, la gran profesionalidad de los trabajadores y la colaboración de instituciones, empresas y la sociedad en general.

Igualmente, acudieron a este acto diversos representantes del Gobierno de Canarias, del  Cabildo de Gran Canaria y de los tres ejércitos, así como de empresas colaboradoras que cada año experimentan el especial significado de este día para los niños y niñas con necesidades especiales.

La fiesta en la Ciudad de San Juan de Dios continuó tras la Cabalgata con un espectáculo de payasos y una exhibición de aves rapaces en el salón de actos del Centro. Y como no podía ser de otra manera, al término de la mañana se repartieron regalos entre todos los alumnos de San Juan de Dios, que tienen la suerte de dar por finalizadas las fiestas unos días más tarde que el resto de pequeños.