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24/06/2022 - 12:07 General

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios se movilizó rápidamente en todo el mundo ante las consecuencias humanitarias provocadas por la guerra de Ucrania tras la ofensiva de Rusia el pasado 24 de febrero, acogiendo actualmente en España a más de 400 personas refugiadas a través de diferentes mecanismos en 17 centros. Además, en Drohobich (Ucrania) ha atendido desde entonces al menos a 10.000 personas un dispositivo social, y en Polonia también acoge a cerca de 100 personas en 14 centros.

“La atención de las personas más vulnerables es nuestra razón de ser, y por eso hemos puesto en marcha una campaña especial que se está llevando a cabo desde todos los ámbitos en los que trabaja San Juan de Dios en España y en coordinación con el resto de los centros de la Orden a nivel europeo, principalmente en la propia Ucrania y Polonia –explica Juan José Afonso, director general de la Orden Hospitalaria en España–. Esto incluye atención social, sanitaria y humanitaria de las personas refugiadas, como ya hemos hecho en otras situaciones de esta índole, por ejemplo el año pasado con Afganistán”.

Por un lado, a partir de la relación que ya existía con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a través del Programa de Acogida y Protección Internacional de San Juan de Dios, puesto en marcha desde 2017, se abrieron 73 plazas para familias ucranianas refugiadas, que han sido acogidas en los centros de Manresa, Ciempozuelos y León. Además, se ha coordinado la apertura de otro programa denominado de Urgencia, con la apertura de otras 335 plazas en 12 centros de San Juan de Dios y dos de las Hermanas Hospitalarias.

Kateryna P. y Roman F. son un matrimonio de Járkov, una de las ciudades más castigadas por la ofensiva rusa, y llevan casi dos meses acogidos junto a su hijo de tres años en el Centro de acogida de personas refugiadas de San Juan de Dios en Calahonda (Granada). “Nosotros teníamos trabajo y nuestra ciudad prosperaba. Tenía mucha vida, muchos estudiantes, parques magníficos... –relata Kateryna–. Pero ahora es muy complicado planear el futuro porque entiendes que el mañana puede ser peor que el hoy”.

A pesar de lo traumático de su periplo, ya que el matrimonio se encontraba de vacaciones en el extranjero cuando empezó el conflicto, y ella perdió al segundo hijo que esperaban en los días posteriores, Román expresa que “Quiero agradecer de corazón a todos los españoles que han hecho posible nuestro alojamiento aquí. Gracias por ser agradables con nosotros y cercanos con nuestro hijo, que se siente muy cómodo aquí, donde juega y tiene amistad con otros niños”. Algo que según explica, le ha ayudado a olvidar “aquel terror cuando estuvo escondido en los sótanos de Járkov durante varias semanas”, hasta que sus abuelos lograron llevarlo a Leópolis, donde lo recogió su madre.

Por otro lado, el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona trata 7 niños y niñas de Ucrania con patología oncológica, que han viajado con sus acompañantes, para poder seguir con su tratamiento en este hospital. Esta iniciativa especial de acogida en Catalunya ha sido liderada por las fundaciones Villavecchia y Josep Carreras, coordinada por el Departament de Salut y el Servei Català de Salut de la Generalitat de Catalunya. Y por último, el Hospital Sant Joan de Déu de Palma ha acogido a 40 personas ucranianas tras su ofrecimiento al Govern de les Illes y coordinarse con Cruz Roja.

San Juan de Dios en Ucrania y Polonia
La Orden Hospitalaria cuenta desde hace 20 años con la Estación de Asistencia Social en la ciudad de Drohobich, cerca de la frontera con Polonia y a escasa hora y media en coche de Leópolis. Allí se encuentran tres Hermanos de San Juan de Dios que colaboran con el párroco de la localidad y Cáritas, y facilitan alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad a todas las personas desplazadas que se acercan. En las últimas semanas atienden a unas 150 personas al día, sumando un total de 10.000 desde que comenzó el conflicto.

En Polonia, donde la Orden también está presente, se presta ayuda y alojamiento a unas 100 personas semanalmente en 14 centros sociales y sanitario repartidos por el país. Para cubrir todas estas necesidades, se lanzó el 4 de marzo la campaña de San Juan de Dios ‘Emergencia en Ucrania’ en diferentes países, estando coordinada en España por Juan Ciudad ONGD. Hasta la fecha se han recaudado 300.000 euros y diverso material sanitario, de higiene y alimentos, destinado a la atención de las personas refugiadas ucranianas.

Día Mundial del Refugiado
El 20 de junio se celebra el Día Mundial del Refugiado para destacar la situación de las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares porque sus vidas corren peligro, y por ello se ven inmersas de
forma abrupta en situaciones de gran vulnerabilidad y desprotección.

Este año 2022, además, con la invasión rusa de Ucrania, el número de personas desplazadas por la fuerza ha superado la cifra de 100 millones por primera vez en la historia, tal y como apunta ACNUR en su informe recién publicado ‘Tendencias Globales’, lo que supone más del 1% de la población mundial. Entre los motivos de esos desplazamientos están los conflictos armados, situaciones de violencia y
violación de derechos humanos.

En el caso concreto de la emergencia provocada por la guerra en Ucrania, desde el 24 de febrero al menos 7.6 millones de personas salieron del país a causa del conflicto, aunque algunas ya han regresado, por lo que ahora ACNUR estima que hay algo más de 5 millones de personas refugiadas ucranianas en Europa. España, además, es el quinto país que más ucranianos ha recibido (cerca de 120.000), sin contar los países limítrofes con Ucrania, como Polonia, con más de 1,1 millones de refugiados, al ser la principal puerta de salida de estas personas que huyen del conflicto. El Día Mundial del Refugiado se celebra cada año el 20 de junio y representa un homenaje para las personas refugiadas de todo el mundo. Se celebró por primera vez a nivel mundial el 20 de junio de 2001, en conmemoración del 50º aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Originalmente se conocía como el Día del Refugiado en África, antes de que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo designara oficialmente como día internacional en diciembre de 2000.