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El uso de las videollamadas en las últimas semanas se ha convertido en el recurso más utilizado para minimizar el estado de aislamiento de muchos pacientes de la Clínica Nuestra Señora de La Paz y del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos. Este recurso también contribuye a minimizar la ansiedad tanto de residentes como de sus familiares y a afianzar su bienestar emocional.
Desde hace varias semanas, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha provisto a sus centros de tablets para comenzar a realizar videollamadas. Aunque ya se estaban realizando a través del móvil, con estos dispositivos con una mayor pantalla, la sensación de cercanía es mayor.
Desde primeros del mes de marzo, tanto en la Clínica Nuestra Señora de La Paz como en el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, se comenzaron a tomar medidas de prevención y seguridad sanitaria con motivo del coronavirus. Una circunstancia que ha generado que, muchos de los residentes, se encuentren desde hace más de tres semanas sin poder recibir visitas de sus familias.
Esto es complicado para cualquiera, pero aún más si cabe para las personas con alguna enfermedad mental, discapacidad intelectual o adicción. Por este motivo, desde la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y, en concreto desde estos centros, se ha establecido la comunicación con la familia a través de las videollamadas, un recurso no utilizado hasta el momento.
El trabajador social de la Unidad 2 de discapacidad intelectual del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, José Luis Carcedo, afirma que ahora la comunicación es mucho mayor que antes, si cabe, ya que queremos que tanto los residentes como sus familias estén tranquilos en estos momentos en los que necesitan mucho cariño. Debido a este aislamiento para cumplir con todas las medidas de seguridad, se hacen llamadas semanales a través de las tablets, pero las videollamadas a través del móvil son constantes.
La psicóloga de la misma unidad, Teresa Cauqui, asegura que a los pacientes con discapacidad intelectual se les cambia totalmente la expresión de su cara cuando pueden comunicarse con sus familiares a través de la videollamada. Asegura que la primera vez fue una gran sorpresa para ellos y en cuanto se establece la conexión su rostro se llena de alegría y felicidad, de vida. “Además, poder ver a sus familias, saber que están bien, aumenta su motivación y les deja más tranquilos”, asegura.