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24/11/2017 - 12:58 General
salud mental, depresión, ciempozuelos

“La depresión resistente se trata de una condición clínica del trastorno depresivo mayor con impacto en la calidad de vida de los pacientes afectos y un elevado coste sanitario que reclama nuestra atención. En algunas revisiones se describen tasas de resistencia de hasta el 60 por ciento en los pacientes que inician tratamiento farmacológico antidepresivo si nos acogemos a la condición de ausencia de remisión clínica” ha señalado hoy Ángela Vivero, médico psiquiatra y coordinadora del Centro de Salud Mental de Aranjuez, durante la IV jornada de tratamiento del trastorno mental resistente: la depresión resistente, que se ha celebrado en el Centro San Juan de  Dios (CSJD) de Ciempozuelos, en Madrid.

El objetivo de esta jornada, como señalan los coordinadores de la misma, Mª Isabel de la Hera, subdirectora médico del centro, y José Mª Manzano, coordinador facultativo del área, “es actualizar los conocimientos sobre la depresión resistente al tratamiento mediante una visión holística del abordaje terapéutico de este trastorno”.

En opinión de la psiquiatra, “es vital descartar otras causas concurrentes y asegurar tiempos de cumplimiento y adherencia terapéutica para no incurrir en errores diagnósticos”. Durante su intervención, también se han expuesto aspectos necesarios para encuadrar la relevancia de esta entidad y que abarcan desde los datos demográficos recogidos, a las distintas definiciones existentes conceptualmente para su estudio. “A pesar de la falta de consenso sobre una definición estandarizada, contamos con varias escalas para su medición. Se han establecido factores de riesgo asociado a su aparición que resultan interesantes a la hora de implementar medidas farmacológicas y terapéuticas que redunden en una mejoría del cuadro clínico” ha manifestado.      

Juan Jesús Muñoz, psicólogo clínico y coordinador de rehabilitación del CSJD, ha sido el encargado de hablar sobre el abordaje psicoterapéutico de la depresión resistente. En su opinión, “la depresión resistente es un trastorno afectivo de extrema gravedad que requiere intervenciones en todas las esferas relevantes de la vida. Aunque hay diferentes definiciones relativas al concepto de depresión resistente (no responde a dos tipos diferentes de antidepresivos o al menos a cuatro tratamientos diferentes) lo cierto es que en lo práctico se traduce al fracaso en la consecución de mejoras anímicas en los tratamientos, recurrencia de la tristeza pese a discretas mejoras y efectos secundarios de la medicación que interfieren en la cotidianeidad”.

En estos casos considera que hay que implementar otras medidas terapéuticas y, en el caso, de las psicoterapéuticas se tornan como eficaces las terapias o técnicas cognitivo-conductuales y la terapia interpersonal. En cuanto a las primeras, destacan procedimientos como la activación conductual y la terapia cognitiva de Beck. La activación conductual está dirigida a combatir la inacción y falta de actividad que a su vez refuerzan el empeoramiento anímico y cognitivo de la persona. Respecto a la terapia cognitiva está orientada al cambio en sesgos disfuncionales que se trasladan a una visión negativa de uno mismo y del entorno. Finalmente, el enfoque interpersonal se sirve de diferentes técnicas orientadas hacia el apoyo y aporte de seguridad, aceptación y reconocimiento de posibles sentimientos negativos, reformulación de los problemas o análisis comunicacional.

Por último, Elena Ezquiaga, psiquiatra del Hospital de La Princesa, ha tratado los abordajes farmacológicos y estimulación cerebral profunda de la depresión resistente. En su exposición ha destacado los trastornos afectivos como algunos de los trastornos psiquiátricos más prevalentes (o más frecuentes), y que con frecuencia no se consigue la remisión completa de los mismos, o hay recaídas.  “Se considera que un episodio depresivo es refractario cuando no se ha obtenido respuesta con al menos dos tratamientos antidepresivos”, ha aclarado.

En su ponencia se han señalado los factores de riesgo de refractariedad y revisado los tratamientos farmacológicos y otros tratamientos biológicos para el abordaje de la depresión refractaria y ha informado de que “se consideran las distintas posibilidades de tratamiento con fármacos antidepresivos solos, en combinación o asociados a  otros psicofármacos, la terapia electroconvulsiva y la Estimulación Cerebral Profunda (ECP)”.

Esta última técnica, neuroquirúrgica, ampliamente utilizada en otros trastornos médicos como la enfermedad de Parkinson, puede resultar de interés en aquellos casos en que la depresión es grave, incapacitante y claramente refractaria a otros abordajes terapéuticos. Ezquiaga ha expuesto los aspectos teóricos y prácticos en que se fundamenta, los datos de eficacia en la literatura médica actual, centrados fundamentalmente en depresión refractaria unipolar, así como su experiencia clínica al respecto, focalizada en pacientes con depresión refractaria grave bipolar. “Consideramos que la Estimulación Cerebral Profunda es un tratamiento a tener en cuenta en pacientes severamente incapacitados por un trastorno del ánimo refractario, tanto unipolar como bipolar”.  

Asimismo, ha subrayado la necesidad de un abordaje pluridimensional riguroso y precoz de los episodios depresivos, “que minimice en lo posible la malignización de algunos trastornos afectivos”.