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Afirmamos que el
centro de interés es la
persona asistida.
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Promovemos y defendemos los derechos del enfermo y necesitado, teniendo en cuenta su dignidad.
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Nos comprometemos en la defensa y promoción de la vida humana: desde su concepción a la muerte.
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Reconocemos el derecho de las personas asistidas a ser convenientemente informadas de su situación.
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Impulsamos la asistencia integral, basada en el trabajo en equipo y el equilibrio entre técnica y humanización.
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Observamos y promovemos los principios éticos de la iglesia católica.
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Consideramos elemento esencial en la asistencia la dimensión espiritual y religiosa como oferta de curación y salvación, respetando otros credos y planteamientos de vida.
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Defendemos el derecho a morir con dignidad y a que se respeten y atiendan los justos deseos de quienes están en trance de muerte.
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Cuidamos la selección, formación y acompañamiento de los Colaboradores, teniendo en cuenta: su preparación, competencia profesional y sensibilización ante los valores y derechos de las personas.
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Observamos las exigencias del secreto profesional y tratamos de que sean respetadas.
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Valoramos a los Colaboradores, haciéndoles partícipes de la misión de la Orden, en función de sus capacidades y áreas de responsabilidad.
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Respetamos la libertad de conciencia y exigimos respeto a la identidad de los Centros.
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Nos oponemos al afán de lucro; por tanto observamos y exigimos que se respeten las normas económicas y retributivas justas.