Día Mundial de la Salud Mental, 10 de octubre
“Vivimos en una sociedad consumista, instaurada en la inmediatez, con una búsqueda constante de refuerzos en forma de aprobación por los demás, con dificultades para la asunción de normas y responsabilidades. Éstos y otros muchos condicionantes ligados a nuestro día a día son caldo de cultivo para un evidente aumento de los trastornos de conducta y/o los trastornos de la personalidad, sobre todo, los vinculados a lo que en psicología clínica llamamos personalidades inmaduras, como el trastorno límite de la personalidad” explica Juan Jesús Muñoz, psicólogo clínico y coordinador del área de Rehabilitación de Salud Mental del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos.
Cualquier enfermedad se ve influida por los factores ambientales e incluso los aspectos socioculturales, pero en el caso de la salud mental, informa Muñoz, esta afirmación adquiere mayor intensidad y los diferentes cambios sociales que se producen afectan a la patoplastia (forma de expresión) de las enfermedades mentales.
Unidad de Rehabilitación y Retorno a la Comunidad
Desde hace apenas un año, el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos cuenta con un dispositivo denominado Unidad de Rehabilitación y Retorno a la Comunidad (URRC), que está concertado y/o licitado por la Comunidad de Madrid y auspiciado por la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental y Adicciones. Éste cuenta con 30 camas que han estado ocupadas desde el momento de su apertura debido a la necesidad actual de la sociedad.
Aunque, como señala Juan Jesús Muñoz, el dispositivo no es específico para el abordaje de los trastornos de la personalidad, “desde el Centro San Juan de Dios nos hicimos cargo de la deriva actual de los problemas de esta índole y propusimos y consensuamos con la citada Oficina unos criterios de ingreso orientados hacia este tipo de afecciones, no excluyendo otras posibilidades diagnósticas que se acercasen a esta realidad”. “Nos consta que esta unidad "piloto" puede ser la primera de varias más en la Comunidad de Madrid”, augura el psicólogo clínico.
En la URRC hay un equipo multidisciplinar formado por auxiliares de enfermería, enfermeros/as (DUE), una terapeuta ocupacional, una trabajadora social, psiquiatras y psicólogas clínicas, teniendo también un coordinador de enfermería y un coordinador de rehabilitación para apoyar en la implementación de los programas terapéuticos.
Asimismo, desde psicología clínica y dado que el Centro es Unidad Docente de Salud Mental, es decir, se forma a futuro personal de psiquiatría, psicología clínica y enfermería especialista en salud mental. El objetivo no es otro que realizar programas terapéuticos individuales y grupales orientados a que el usuario pueda volver a la comunidad modulando, eso sí, los rasgos y/o características inadaptativas que han motivado el ingreso.
El valor añadido de la hospitalización
La diferencia entre este dispositivo del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos frente a otros ya existentes en la Comunidad de Madrid reside en el concepto de “hospitalización”. Como explica Juan Jesús Muñoz, “el abordaje cambia, ya que consideramos que un entorno estructurado en el que se trabaje el compromiso de pacientes y familiares de cara al proceso rehabilitador, será más terapéutico y más efectivo que el de otros dispositivos actualmente existentes. Esto implica la idoneidad de abordar los trastornos lo antes posible ya que cuanto más se tarde en intervenir, más difícil va a ser modular los rasgos patológicos de la personalidad”.
Desde la Orden Hospitalaria San Juan de Dios siempre se promueve un trabajo que sitúe al paciente/usuario como centro de la atención. Aunque la frase puede parecer muy manida, lo cierto es que desde esta consideración es desde la que se diseñan los programas terapéuticos.
“Quizá lo que más nos distingue es el afán por innovar en el ámbito de la salud mental'', destaca el coordinador del área de rehabilitación en Salud Mental. “Intentar ir por delante para adecuar las intervenciones a realizar. Todo lo hacemos en un contexto clínico e investigador, que posibilita que seamos pioneros en la propuesta de ideas que mejoren la atención al trastorno mental grave”, asegura.
Trastorno mental grave y trastorno de la personalidad
El concepto de trastorno mental grave alude a un conjunto de afecciones que se suelen caracterizar por la cronicidad: psicosis/esquizofrenias, depresiones graves, trastorno bipolar y otros trastornos siempre que adquieran ese carácter mencionado de cronicidad unido a alta gravedad que comprometa la adaptación de las personas a la vida cotidiana.
También se incluyen las presentaciones, también graves, de algunos trastornos de la personalidad, siendo el máximo exponente el trastorno límite de la personalidad.
Se habla de trastorno de la personalidad cuando esos rasgos muestran un carácter extremo (ya sea por exceso o por defecto) que conlleva inadaptación. Un trastorno de la personalidad se caracteriza por problemas en el funcionamiento de algunos aspectos del yo (por ejemplo, identidad, autoestima, precisión de la visión de uno mismo, autodirección) o algún tipo de disfunción interpersonal (por ejemplo, capacidad para desarrollar y mantener relaciones cercanas y mutuamente satisfactorias, capacidad para comprender las perspectivas de otros y para manejar conflictos en las relaciones).
Aunque siempre se ha de pensar en influencias genéticas, el psicólogo nos explica que, en principio, el trastorno de la personalidad “se hace y no se nace”, apareciendo el mismo al final de la adolescencia y principios de la etapa adulta.
De ahí, la importancia de la creación de estos dispositivos en los que poder redireccionar el problema lo antes posible y, así, conseguir la inserción en la sociedad de este tipo de usuarios, fin último de la labor realizada en el Centro San Juan de Dios: la inserción en el medio comunitario de las personas con enfermedad mental.